Guerrieri nos enseña mucho mas que su talento


Su determinación puede con todo, lo hemos escrito una y mil veces, sin embargo, Esteban Guerrieri siempre puede volver a sorprendernos. Aunque todos sepamos de su talento, de su garra y de su empuje, el piloto argentino aún es capaz de volver de llenarnos de asombro, de deleitarnos con maniobras al límite, esas que solo pueden hacer los elegidos y que, estamos seguros, Guerrieri bien podría ejecutar en Fórmula 1 o Indy Car. Lástima que ese paso no se haya podido concretar por vivir en un país que, desde lo económico, no le brindó jamás una oportunidad en serio. 

Pero Esteban nos deja una enseñanza en todo, lo cual lo hace más grande todavía. El pibe de Mataderos nunca habla desde el rencor, siempre habla desde las posibilidades a futuro, aún cuando tuvo que volver de Europa luego de ser uno de los mejores en World Series.

Tampoco habló desde el resentimiento cuando, tras ser el Subcampeón 2011 en Indy Lights, nadie, absolutamente nadie le abrió una puerta concreta para poder cumplir su anhelo de representar a nuestra nación en Indy Car, el paso lógico para alguien que en su primera temporada en Estados Unidos conquistó a propios y extraños. 

Esteban nunca habla desde la decepción, siempre habla desde el agradecimiento, desde la esperanza, nunca habla desde la bronca o la impotencia, al contrario, habla desde la comprensión, aunque su corazón pide a gritos que su país le preste una oportunidad, para poder representarnos en el automovilismo internacional.

Guerrieri está orgulloso de ser argentino, aunque las empresas privadas y el estado nacional pocas veces hayan puesto sus ojos en él. 

Guerrieri está feliz de poder correr con los colores celestes y blancos y sabe que el cariño y el apoyo de la gente siempre está, aunque lamentablemente, a los equipos no se los puede convencer con una tonelada de palabras de ánimo, sino que piden a cambio, inversiones a través de patrocinadores.

Guerrieri nos enseña que nunca hay que bajar los brazos, que la historia puede guardar un gran lugar y para ello trabaja incansablemente, sin importar donde correrá el próximo mes o el año que viene. Esteban quiere ganar hoy y lo consigue. 

Gana en un presente maravilloso, mientras sigue acumulando sueños del mañana, esperando que alguna vez se despierten del letargo eterno aquellos que pueden tener en sus manos, las llaves para que Argentina vuelva a los primeros planos, allá donde el "Chueco" Fangio dejó una huella imborrable de respeto y admiración.

Es cierto, Guerrieri no está en Fórmula 1, tampoco en Indy Car, lugares naturales para un fuera de serie como él. Pero viéndolo desde el punto de vista que nos enseña Esteban, no es tan malo, si pensamos que ya podría haber desistido para volver a correr al automovilismo argentino, sepultando para siempre cualquier posibilidad.

El guerrero que nunca se rinde realizó otra de sus formidables hazañas y nos sigue enseñando, sin hablar del rencor, del resentimiento, dejando un mensaje a favor de la esperanza, de la alegría de portar la bandera celeste y blanca, este 25 de mayo, en el podio de Indianapolis.

Mauricio Gallardo
@damonf1