Opinión: Deseo con toda mi fuerza que no se dañe al deporte motor

Cuando era chico me gustaban las carreras de autos. Con 6 años de edad, acompañaba a mi viejo al autódromo “Don Eduardo” de Las Parejas, cada domingo que podía, hasta que ya no hubo más competencias en mi ciudad.

Me gustaba estar en los boxes, ver los autos, observar a los mecánicos trabajar y además anotaba todo en cuadernos que aún guardo en algún rincón.

También me gustaba correr en el final y pararme cerca del Sr. que bajaba la bandera a cuadros, otro de los grandes momentos donde me sentía un privilegiado.

Pero donde me pasaba mucho tiempo era en las cabinas de radio. Podía estar horas y horas admirando a los relatores del momento, como nombraban a los pilotos, como clasificaban las carreras o como transmitían el planillaje vuelta por vuelta llevado a mano con cronómetro, lápiz y papel.

En aquellos tiempos, mediados de los 80, se hablaba de carreras, el pueblo se revolucionaba con cada fecha, los pilotos eran leyendas casi inalcanzables. Ellos solo se dedicaban a correr en autos y desaparecían hasta la otra carrera.

Se hablaba de las pistas, de los autos, de los campeonatos, de los toques y las polémicas. La TV en aquel entonces no era tan fuerte, solo se transmitían algunas carreras, la radio y las revistas semanales de automovilismo eran el punto más alto para informarse.

No había internet, ni redes sociales, no existía el smartphone, pero igual, todo los que amábamos las carreras sabíamos lo que teníamos que saber, cuando era la próxima fecha, donde ensayaba tal o cual piloto y como estaban las posiciones en el campeonato.

En mis cuadernos tenía los datos necesarios: Categorías, las 3 más importantes del momento, Números de los autos, Apellidos de los pilotos y sus preparadores y alguna Publicidad identificatoria, para “tenerlos” a simple golpe de vista.

Extraño todo eso aunque es cierto que disfruto mucho de las nuevas tecnologías y del contacto con muchos fanáticos del deporte motor, pero también siento que demasiada tecnología abruma, por la cantidad de información que recibimos. 

Todos dicen saber todo y hay tanta información que se pierde en el espacio infinito, tantas categorías que es imposible retener en la memoria las posiciones del campeonato de un par de ellas, tantos cambios en el calendario de carreras que nunca se sabe donde se corre la próxima fecha, tantos cambios entre pilotos y equipos, que nunca hay una información concreta de lo que ocurre, antes o después de una competencia. Tantos autos similares que ya es imposible explicarle a la gente cual es cada uno, tantas monomarcas que aburren.

Antes se hablaba de carreras de autos, hoy se habla de show, evento o acción promocional, antes se hablaba de pilotos, hoy se habla de profesionales, antes se hablaba de emprendimientos, hoy se habla de negocios. Antes los dirigentes no eran estrellas, eran dirigentes. Antes, si había un accidente, al médico le creíamos sobre lo que nos informaba, en fin muchas cosas no son como eran y a veces, no todo lo actual es mejor.

Se vienen grandes cambios en el automovilismo. Las categorías sufrieron una deformación tremenda y lo que es peor, en épocas de tecnología absoluta, el automovilismo pierde cada vez más difusión, quizás porque hay tanta información o desinformación y confusión, que la gente prefiere ya no saber más.

Algo hay que corregir para conquistar a nuevas generaciones de fanáticos, pero también para  lograr que aquellos que siempre gustaron del automovilismo, vuelvan a interesarse.

Yo soy un agradecido de poder sentir una gran pasión por mi trabajo y siempre me recuerdo internamente de lo mucho que me gustan las carreras de autos, desde su simpleza absoluta. Por eso, lo único que deseo con toda mi fuerza, es que en estos tiempos de cambios, no se le haga daño al deporte motor.